Yaniry Fariñas García

2023 – La pasión creativa – Cuba

Redescubrí, que la vida no se trata de aquello que se puede ver de frente a un público, sino de aquellos momentos en los que el silencio y las miradas del otro logró transformar los instantes. Para mí, constituyó una manera de sanar mi relación conmigo y con el mundo, de una forma tan sencilla, pues gusta cuando escuchamos que: “Tu sola presencia es bastante, no importa cuánto puedas o no aportar”.

La libertad de ser, vivir el ahora, sin estar disgustado con el pasado, o desesperado con el futuro pude lograrlo en ese espacio, pues el dialogo de mi profesara que incitaba a soltarse, que emanaba empatía, y el rostro de mis compañeros, en los que se podía observar miedo a mostrarse, un miedo colectivo, me motivo a bajar mis defensas. Pude sentirme parte de lo que estaba ocurriendo, aunque mis intenciones nunca fueron integrarme, pues cuando uno decide abrirse, dejar de retener aquello que nos pesa, y lo reconocemos ante un grupo, la sanación vendrá consecuentemente. En las pequeñas cosas, casi sin hablar, sin intentar demostrar nada, ahí fue cuando descubrí que lo único que necesitaba era ser yo misma. Por tanto, nada es para mí igual luego del taller. Continúo un camino de apertura constante hacia el otro, no me resulta indiferente lo insignificante, ya sean momentos de silencio, de contacto con otros, porque sé que ahí me puedo hallar.

La belleza se encuentra en todo. No creo que exista algo que no tengo atisbo de belleza. Pero cuando nos referimos a ella, según puedo llegar a comprender, nos hacemos referencia a esa necesidad intrínseca que tiene el hombre de buscar soluciones, salidas, quizás una búsqueda de la verdad, o el bien, de algo que nos trasciende; incluso en circunstancias austeras. Visto de esta forma, aunque creo que no llego a comprender el verdadero significado de este concepto, la búsqueda de la belleza es algo que tenemos todos innatos, y no creo que exista ser humano que no la busque, aunque se camine en sentido contrario hacia perdición, porque todos intentamos ver la luz en la oscuridad, no somos seres de oscuridad. Y sí vi belleza en los talleras.

¿Dónde la vi? Pues en cada actividad que se hacía, emanaba una gran belleza, pues todo acto, tanto las clases que se impartía, que eran herramientas que permitían el autoconocimiento como en las clases prácticas, permitían la creación de espacios donde era propicio ver más allá de la simple apariencia. Encontrarse con el otro, es un salto que nos permitirá encontrarnos a nosotros, y veo la belleza precisamente, en aquellas herramientas que sacaban parte de la miseria interna, haciéndonos enfocar en el rostro del otro, y ver atisbos de la verdad. Para mí, no existe vía más rápida para comprender al mundo, que no sea intentando comprender a otro ser, las conexiones humanas salvan, la empatía, también y la belleza sin duda se une a ellas.

Yaniry Fariñas García
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